30 de Junio y no me parece que sea verano. Hace fresco, me froto los brazos bajo los tirantes del vestido y me pregunto por qué me empeño en no ponerme algo de manga larga. La razón es simple, el pasado sábado me decidí (por fin) a hacer el dichosito cambio de ropa en el armario y mi cerebro se niega "¡jóder que es verano!", me grita. Es verano, pero el clima está tan enredado como el mundo o como yo misma. No consigo convencerme de ninguna tregua ni mucho menos encontrar el momento de disfrutar de mis nuevas sandalias o de las noches largas de terraza, estrellas y melón.
Sin esperarlo mi hermano me trae un bol llenito de ciruelas recién cogidas del árbol, "¿no querías hacer mermelada?" me pregunta, no puedo evitar pegar la nariz y olerlas. Sonrío porque de pronto algo salta desde el trampolín infantil de mi memoria, algo parecido a un recuerdo o una certeza. "Ahí está" -me digo- "justo ahí". Agazapado, macerado en el néctar de las cosas sencillas, ahí adormece el verano.
Y habrá que despertarlo, no?? ;)
* Mermelada de ciruelas claudias:
(fácil-fácil)
- 500gr de ciruelas
- 250gr de azúcar
- 1 cucharada sopera de zumo de limón
1- Deshuesar, lavar y trocear las ciruelas sin pelarlas (es lo más pesado), colocarlas en un bol y añadir el azúcar. Mezclarlo todo y dejarlo reposar y macerar una hora más o menos.
2- Colocarlo todo en un cazo y añadir la cucharada de zumo de limón, calentar a fuego medio durante una media hora más o menos (removiendo de vez en cuando).
3- Cuando esté hecha dejarla templar e introducirla en un tarro previamente esterilizado, se conserva unas tres semanas en la nevera y está riquísima!
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