El día tiene una luz rara. Es de aquellas veces en las que sales a la calle y como te olvides las gafas oscuras el resol te pega tal golpe en la retina que te obliga a caminar entornando exageradamente los ojos, como si pretendieras visualizar con más nitidez un punto en el horizonte. Quizá los días así, de luz rara, sirvan para eso, para que una se auto-obligue (por dios, que "verbo" tan apretado) a enfocar lo importante desestimando las esquinas de lo superficial. No sé, hoy he pensado en ello y en las cosas pequeñas que enfoca el corazón cuando le quitas paja inútil, cosas simples y sencillas que a mí personalmente me hacen soberbiamente feliz. Porque yo resucito con esos pequeños destellos de luz cotidiana y recordar esa certeza ha sido como una bocanada de oxigeno directa al paladar. Me he sentido tan liviana que se lo he dicho inmediatamente a M, sabes nena?, ayer hice el primer brownie de chocolate de mi vida y me quedó de lujo!
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Para todos vosotros, que os lo merecéis por estar siempre ahí, bien cerquita! |
❤