El día se ha despertado envuelto en espirales, demasiados giros hasta para mí que estoy hecha en círculos. He abierto la ventana y a pesar del frío he sabido que no habría tregua alguna así que he cogido mi manta naranja y me he regalado media hora de invisibilidad. Después de eso me he preparado un café muy intenso y muy dulce, luego he encendido un cigarrillo y he recordado la voz de C repitiéndome con sorna que fumo mal, pero que muy mal, "siempre que te veo fumar me parece que es la primera vez en tu vida que lo haces, pareces una cría con un cigarrillo de chocolate" me soltó ayer tan ancha, es que yo no fumo -pensé- a mí lo que me gusta es el ritual...¿comprendes?, es buscar el cigarrillo, perder la vista tras la ventana, respirar hondo, encenderlo y jugar a imitar que fumo, pero en realidad sólo juego con el humo porque me hechiza ver sus formas, porque me relaja, porque le cuelgo imperdibles de pensamientos, porque... "Es porque no me trago el humo" contesté, e inmediatamente escondí mi pitillera de Pantera Rosa.
